lunes, 19 de octubre de 2009

El itinerario discurre por la falda Norte de la Sierra del Pinar. Se inicia en el km 17 de la carretera Zahara-Grazalema y acaba en Benamahoma, teniendo una longitud de 12 km (3,5 a 4 horas de marcha).

Para acceder al Pinsapar (300 hectáreas) debemos ascender desde la carretera (a 1000 m de longitud) hasta el Puerto de las cumbres (1340 m).

Durante la subida podemos contemplar una vegetación compuesta por pinos de repoblación y una regeneración de encinas (muy prometedora), formando el estrato arbóreo; acompañado de un matorral de jaras, matagallos y pequeños arbustos y microleñosas muy interesantes y de gran belleza, destacando entre ellas la carrasquilla, el tomillo y la hedionda, ... entre otras.

A medida que se asciende, se va divisando Grazalema y Ronda, y en el espacio intermedio una masa de encinar y alcornocal, y en la lejanía (al Este) se observa la Sierra de las Nieves, en Málaga.

Una vez en el Puerto de las Cumbres, podemos ver la cara Norte de la Sierra del Pinar, en la que destacan el Pico San Cristóbal (1555 m) y el Torreón (1654 m), la mayor altitud de la provincia de Cádiz; y frente a éstos se levanta la Sierra de Zafalgar. A partir de aquí, y hasta la mitad del bosque de pinsapo, la vereda transcurre a 1300 m de altura.

Desde el Puerto de las Cumbres a los pinsapos el camino es pedregoso, predominando la aulaga. La fauna se limita a aves de zonas rocosas: la collalba negra, el roquero solitario, el acentor alpino, el avión roquero, la chova piquiroja, la grajilla y el águila real. En este tramo nos encontramos con el primer canchal o casquera, al pie del Pico San Cristóbal, colonizado por endrinos y majuelos, de cuyos frutos da buena cuenta el zorro, y algunos arces.

Durante el recorrido por el interior del Pinsapar se pueden ver ejemplares jóvenes y viejos, enfermos y muertos, en pie o caídos, escaseando los ejemplares con un desarrollo máximo: 30 m de alto y 1 m de diámetro en la base, llegando a alcanzar una longevidad de 500 años.

El Pinsapar es un bosque dinámico, sometido a la acción del hombre y situado en un suelo frágil: por las cañadas que estamos cruzando descienden multitud de piedras calizas, por la acción del agua y la nieve, o simplemente cuando por ellas trepan una cabra montés o un corzo.

Apenas hay sotobosque acompañando a los pinsapos, debido a la escasez de luz, encontrándonos sólo aquellas plantas que soportan esta condición: peonía en primavera, la hiedra, la zarza, el torvisco macho, majuelos, endrinos, arces y mostajos en los claros. También encontramos viejos quejigos, bastante maltrechos, debido a las podas que sufrieron cuando se practicaba el carboneo. Aún quedan restos de esta actividad en forma de pequeñas zonas casi sin vegetación y perfectamente horizontales, a modo de terrazas.

Durante el trayecto podremos oír y ver a gran cantidad de aves: carboneros, herrerillos, currucas, pinzones, reyezuelos,, carpinteros, azores, gavilanes, ...

Una vez fuera del pinsapar, iniciamos el descenso a Benamahoma desde el Puerto del Pinar (1100 m), quedando a nuestra izquierda las enormes casqueras conocidas por caídas del Pinar, sobrevoladas por el buitre leonado, y a nuestra derecha la Sierra de Zafalgar y la Sierra del Hinojar.

A partir de aquí el camino transcurre por entre añosos quejigos, encinas y, conforme descendemos, algarrobos, ya que estos huyen de los intensos fríos de las alturas. Merecen especial mención las encinas, que trepan por las casqueras, colonizándolas y fijándolas. Al fondo aparecen la Huerta de Benamahoma, la Sierra Albarracín, tras la que se encuentra El Bosque, y a la lejanía surgen las campiñas de Arcos y Villamartín.

El itinerario acaba en el manantial de Benamahoma.